lunes, 22 de agosto de 2016

HILANDO TEORÍAS

CÓMO CONSTRUIR UNA TEORÍA SOBRE LA ESCUELA



LA ESCUELA ES UN LUGAR DE ENCUENTRO HUMANO DONDE SE DESARROLLA LA EDUCACIÓN



ELEMENTOS:         LUGAR – ENCUENTRO – EDUCACIÓN


 1. ESENCIA                      2. EXISTENCIA                             3. VALOR
   ¿Qué es?                           ¿Cómo es?                      ¿Por qué es importante?







TEORÍA:

En esa porción de espacio físico llamado escuela, el lugar y el encuentro humano coinciden en la búsqueda del aprendizaje.

Para favorecer la educación se requiere una fluida comunicación enmarcada en la dignidad.

La convivencia y el ambiente escolar deben mostrar la ruta para que los seres humanos sean libres y felices.


Esp. Adolfo León Llanos Ceballos 














martes, 2 de agosto de 2016

JORNADA ÚNICA EN COLOMBIA. UNA MIRADA CRÍTICA - ACADÉMICA

JORNADA ÚNICA EN COLOMBIA. UNA MIRADA CRÍTICA - ACADÉMICA


Hablar de jornada única no es un tema nuevo, en la década del 70, cuando los adultos de hoy cursaban cuarto o quinto de primaria correspondía asistir al colegio mañana y tarde, con las incomodidades que ello representaba.

En la actualidad, el país (Colombia) toma como referente a Chile, en éste, el proceso de jornada única comienza en 1997(hace 19 años), después de diez años de iniciar dicho desafío (de la jornada única) se ha logrado una cobertura del 80% cifra que parece interesante y denota mucho esfuerzo, pero los resultados no han colmado las expectativas de los pronósticos, “el impacto logrado ha sido más bajo del esperado, mayor en lenguaje que en matemáticas”.

Surge el primer interrogante ¿Semejante resultado se podrá identificar en Colombia? Hay una hipótesis que podría explicar el por qué de dicho resultado esbozado anteriormente.

“Si no se actúa sobre el conjunto del sistema de variables que inciden en el aprendizaje, el efecto de los cambios en el tiempo de la jornada escolar es prácticamente nulo” (Cotton, K. 1990[1]; Greenwood, Ch.R.1991[2]…)

Al examinar de una forma más detenida el tema de las variables que inciden en el aprendizaje, se conocen dos (2) categorías:

1.    Las variables internas: que hacen referencia a la disposición, al desarrollo, por parte del estudiante. Otro abordaje parecido a la disposición (motivación) es la personalidad, o sea: los pensamientos, las actitudes, los sentimientos, los hábitos. En fin, estas variables internas se podrían categorizar en tres grupos:

a.    El ámbito cognitivo, la necesidad de alcanzar un logro, el nivel de atención, el sostenimiento de la concentración.

b.    El mejoramiento del yo, aquellas metas de aprendizaje que cumplen con la relación directa “a mayor escolaridad, mayor autovaloración”.
c.    La pulsión afiliativa, el aprovechamiento académico que le asegure (al estudiante) la aprobación de una persona o de una comunidad.

Otros factores internos se pueden referir al campo biológico, por ejemplo, el sistema nervioso, condición indispensable para el éxito en el aprendizaje.

2.    Las variables externas. En este punto se pueden encontrar:

a.    La responsabilidad del docente, no en vano la pedagogía se suele definir como el arte de acompañar sin amedrentar.

b.    Los materiales de enseñanza, que se ubican de acuerdo a los momentos de la clase, ejemplo: vídeo, lectura para el inicio. También se pueden clasificar como: mediatos (papel, diapositiva) e inmediatos (reales).

c.    Las estrategias, según el MEN (en la propuesta del planeador) es requisito, para el éxito del proceso enseñanza – aprendizaje relacionar tres (3) elementos “aprendizaje – desempeño – contexto”, la estrategia más utilizada en este punto es la situación problema.

Además de la actuación sobre el conjunto del sistema de variables, se debe tener en cuenta el compromiso de los estudiantes con la tarea cuyos elementos esenciales son:

Cuidado: La competencia no reside en los recursos a movilizar sino la movilización misma de los recursos (Le Boterf, 1998, p.23)[3], y se define como la capacidad del sujeto de poner en obra y en condiciones la movilización de los recursos intelectuales y no intelectuales para resolver exitosamente una tarea.

A la par de dicho compromiso  (estudiante – tarea) se hace necesario la gestión adecuada del tiempo en el salón de clases, y por último, también de gran importancia el profesor debe contar con representaciones y expectativas positivas sobre los aprendizajes de sus alumnos y la calidad de su trabajo pedagógico. Martín C., S. Huepe, D & Madrid, A. (2008)[4].

Dado lo anterior, se podría afirmar que la tarea emerge como una interesante herramienta para motivar la apropiación de un conjunto de saberes por parte del estudiante, o sea, aprender. A su vez, la otra cara de la misma moneda es la expectativa positiva del profesor, esto favorece la incorporación de forma significativa del nuevo conocimiento, se hace referencia al enseñar, pero en conjunto con dicha expectativa, el profesor debe ser el principal promotor de la adecuada gestión del tiempo, esto se logra a través de la incorporación (en la clase) de apropiadas estrategias de enseñanza; se recuerda, una estrategia consiste en el empleo consciente, reflexivo y regulativo de acciones y procedimientos de dirección, educación, enseñanza…

Pero, no toda la responsabilidad del manejo del tiempo recae en manos o en el ámbito del profesor, aprender no solo es adquirir conocimiento, también puede buscarse, allí aparecen las estrategias de aprendizaje (no solo enseñanza) por lo que resulta más saludable hablar de estrategias didácticas porque ellas convocan las dos anteriores y recuerdan que el proceso de enseñanza aprendizaje es un acto de responsabilidad compartida.

Surge un segundo interrogante ¿Las instituciones educativas del país cuentan con todas las condiciones (recursos, programas, materiales...) para realizar una gestión adecuada del tiempo?

Para alcanzar la formación integral del estudiante, construir la identidad cultural nacional, regional y local y aprovechar la jornada única se requiere resignificar el currículo, el MEN lo define (Ley 1115 Art.76) como el conjunto de criterios, planes de estudios, programas, metodologías y procesos. Se hace necesario que la Institución Educativa redefina la concepción del currículo, de acuerdo a los espacios geográficos los anglosajones identifican el currículo con dos vertientes, una conductista que lo considera como asunto técnico con racionalidad instrumental cuya función es la de mantener el orden social, económico y político. Otra crítica que lo considera un asunto social, cuya función es la de propender por la equidad, inclusión, democracia, entre otros.

Los alemanes se caracterizan por la construcción conceptual de la pedagogía y la formación, no cuentan con una fuerte tradición sobre el concepto currículo, igual pasa con los franceses.

En América Latina el currículo también es abordado como asunto social. En general, emergen tres (3) enfoques curriculares: 1. Técnico, cuyo organizador es el propio contenido; 2. Proceso, que cuenta como organizador el desarrollo y los procesos mentales de los escolares; 3. Socio-crítico, tiene como organizador los saberes.

En cuanto a las concepciones del currículo, éstas pueden ser variadas, van desde una tentativa para comunicar los principios y rasgos esenciales inherentes a una propuesta educativa abierta a la discusión crítica y trasladada a la práctica (Stenhouse, 1981)[5], hasta una interacción humana permanente para construir sentidos y significados acerca del educando (Grundy, 1994)[6], pasando por el movimiento entre la teoría y la práctica en diversos contextos donde los fines educativos han de ser desentrañados y convenidos (Posner, 1998)[7]. Otra concepción interesante considera al currículo como sistema de mediaciones favorables para todos los actores que intervengan en la vivencia educativa consigan aprender significativamente mediante el paso del conocimiento al saber gracias a la cognición como tránsito hacia la formación integral (Gutiérrez E.F, 2009)[8], no se debe descartar la concepción del currículo como atravesamiento consciente de la cultura hacia la escuela con el propósito de convertir al grupo de sujetos en lectores y novelistas de sí mismo y transformadores positivos de la realidad donde están llamados a convivir y sobrevivir (Llanos Ceballos, 2016)[9]

En general, el currículo se compone de todos los elementos anteriormente esbozados:
§  Principios y rasgos de una propuesta educativa;
§  Sentidos y significados sobre el educando;
§  La teoría y práctica de los contextos;
§  Los fines educativos;
§  El aprendizaje significativo;
§  El atravesamiento cultural; entre otros.

De acuerdo al discurso oficial del MEN, el currículo contiene criterios, planes de estudio, programas, metodologías y procesos.

En los actuales momentos el ámbito de aprendizaje ha ganado alto protagonismo, se debe tener cuidado porque el tipo de aprendizaje depende de la propuesta o el modelo pedagógico asumido por el establecimiento educativo, por ejemplo: el aprendizaje como cambio estable en la conducta (conductismo), como desarrollo de potencialidades (humanista) como la solución de problemas (cognitivo) como la superación exitosa de los conflictos cognitivos (psicogenético) como la capacidad de acceder a la vida intelectual de los congéneres para alcanzar la madurez y desarrollo (sociocultural).

Pueden existir  otras concepciones de aprendizaje, por ejemplo: capacidad del sujeto para integrar temas, conceptos y conocimientos del mundo. Dado lo anterior es importante que la Institución Educativa relacione de manera armónica la concepción de aprendizaje con el organizador.

Para construir el currículo se aborda la siguiente ruta:

A.   Especificar el contexto de los educandos y de los recursos, esto es, una especie de análisis situacional para conocer las fortalezas y oportunidades de mejora del entorno.

B.   Definir los objetivos, fines, propósitos o metas del proceso educativo, en este punto la ley general de educación hace un aporte interesante.

C.   Describir las unidades de estudio debidamente estructuradas, por ejemplo, las programaciones por área.

D.   Identificar los medios y procedimientos que serán utilizados para alcanzar los fines establecidos anteriormente.

E.   Establecer un sistema de evaluación del logro de los objetivos, dejando la puerta abierta para los ajustes y/o reorientaciones al cuerpo del currículo, se recuerda, esta ruta debe sostenerse en la misión institucional, se podría pensar que el currículo traslada dicho quehacer misional de la teoría a la práctica, por ejemplo, permitir la promoción humana, el desarrollo sustentable de la región, el fortalecimiento del tejido social, entre otros, para esto sirve el currículo. No en vano hay otra mirada más específica que articula el currículo con el aprendizaje: “El currículo en términos concretos sirve para describir qué, por qué, cómo y cuándo deberían aprender los estudiantes, esto hace recordar que el currículo no es fin en sí mismo, al contrario, es un medio para permitir que los estudiantes de manera justa e inclusiva adquieran conocimiento y desarrollen capacidades y valores.

La elaboración del currículo en ocasiones puede realizarse “de atrás hacia adelante”, o sea, desde los resultados esperados, perfiles o logros alcanzados (evaluación del currículo) hasta la especificación de los contextos, este ejercicio suele llamarse diseño curricular inverso, una muestra concreta de este aspecto es:



Surge una tercera inquietud ¿Los elementos del currículo (criterios, planes, recursos,...) se articulan en forma coherente con las variables de aprendizaje y tiempo?
  
A manera de conclusión:

La jornada única como la concibe el discurso oficial del MEN es propicia para el desarrollo de las capacidades y competencias, lo que favorece la vinculación exitosa del estudiante a la sociedad y al mundo productivo pues el enfoque de la enseñanza es de alto nivel ejecutivo, a través de materiales curriculares cuidadosamente elaborados, el docente es un ejecutor encargado de producir aprendizajes. ¿Para qué más se podría aprovechar el tiempo de la jornada única? No hay duda, para promover el alcance y la asimilación de virtudes, de la autonomía y la libertad, los docentes podrían direccionar esfuerzos para ayudar a cada estudiante en su crecimiento personal, en su autoformación. También, sin abandonar ese ejercicio terapéutico, existiría la posibilidad de ocupar el tiempo en el desarrollo de los valores que fundan una sociedad justa y democrática a través de la negociación cultural donde sobresalga el diálogo de saberes.


ESP. ADOLFO LEÓN LLANOS CEBALLOS




[1] COTTON, K. (1990). Educational time factors. Portland: Northwest Regional Educational, Laboratory (Factores de tiempo de enseñanza) Portland: Northwest. Laboratorio Regional para la Educación.
[2] GREENWOOD, Ch.R. (1991). Longitudinal Analysis of Time, Engagement, and Achievement in At-Risk Versus Non-Risk Students. Exceptional Children, Análisis longitudinal de tiempo, compromiso y logros en estudiantes en riesgo versus sin riesgo. Niños Excepcionales  57(6).
[3] LE BOTERF, Guy. La ingeniería de las competencias. D´organisation, París, 1998.
[4] MARTINIC, Sergio, HUEPE, David  y MADRID, Ángela. Jornada Escolar completa en Chile. Evaluación de Efectos  y Conflictos en la Cultura Escolar. Revista Iberoamericana 2008, Volumen 1, Número 1. Disponible en: http://www.rinace.net/riee/numeros/vol1-num1/art9_htm.html
[5] STENHOUSE, Lawrence. (1994). El currículo como proceso. En: Investigación y desarrollo del currículo. Madrid: Morata. Págs. 120.
[6] GRUNDY. (1994). Capítulo 1. Tres intereses humanos fundamentales. En: Producto o praxis del curriculum. Madrid: Morata. Pág. 19-39
[7] POSNER, George J. (1998). Análisis del currículo. Madrid: McGraw-Hill. Pág. 47-68
[8] GUTIÉRREZ, E.F. (2009a). “Algunos Referentes para Pensar e Intervenir lo Curricular”.Universidad del Cauca. Popayán.
[9] LLANOS CEBALLOS, Adolfo León (2016). ¿Cómo resignificar la Escuela? Racionalidad y Epistemología. Pág.35 Ediciones de la U. Bogotá D.C.